Nos ponemos en situación:
Resulta que nos encontramos charlando con uno de nuestros mejores amigos, pero como es normal, no en todo estáis en igualdad de opinión, y llevado por el estrés provocado por el día intenso de trabajo, por la situación familiar, o simplemente por un dolor constante de cabeza que provoca que nuestro estado de ánimo sea un poco más irascible.
Tras un comentario que en situaciones normales solo le reirías la gracia o le responderías de manera jocosa, esta vez le respondes de manera desagradable y fuera de lugar.
De regreso a casa, le das vueltas a la cabeza por la respuesta a tu amigo. Eres consciente que es una respuesta fuera de lugar, que no corresponde a la amistad que tenéis.
Toda esa situación te crea un mal estar que no te lo quitas de la cabeza durante unos buenos días, se produce lo que se conoce en psicología como,
DISONANCIA COGNITIVA
En situaciones, actuamos de manera que no corresponde con lo que interiormente pensamos o creemos que sería la manera correcta de actuar, ya sea llevado por el impulso, por la ira o por cualquier circunstancia externa a nosotros que altere nuestra conducta.
Un ejemplo muy utilizado en el estudio de la disonancia cognitiva es el sentimiento que posee una persona al cometer una infidelidad o el fumador que a sabiendas lo que le repercute negativamente el mantener esa conducta, sigue fumando.
¿Que hacemos al respecto?
La disonancia cognitiva, concepto acuñado por el psicólogo social estadounidense León Festinger, en su libro “Teoría de la disonancia cognitiva”, en el que nos explica que no es otra cosa que la falta de coherencia entre lo que pensamos, lo que hacemos y lo que sentimos, y que como seres evolutivos y activos que somos, necesitamos eliminar ese desequilibrio.
Algo similar nos ocurre al no coordinar los conceptos involucrados en la construcción de nuestro YO, expuesto en nuestro post anterior “¿Cómo construimos nuestro “Yo”?”.
Son tres las acciones que se utilizan para eliminar ese mal estar que no nos permite olvidarnos de ese problema:
Podemos cambiar nuestra conducta, ya sea dejando de realizarla o actuando de algún modo que rectifique o alivie el daño ocasionado. En el supuesto expuesto del conflicto con el amigo, podría ser el llamarlo y pedirle disculpas o dejar de fumar en el caso del fumador.
Otra de las acciones utilizadas para eliminar esa discordancia es la de cambiar nuestra escala de valores, quitándole valor al objeto o persona que ha sufrido nuestro conflicto, en nuestro ejemplo anterior seria el hecho de pensar que en realidad no es tan buen amigo o que existen otras personas que te valoran más que él, o para el ejemplo del fumador, que este llegue a la conclusión de que fuma pocos cigarros al día.
La última de las opciones a utilizar tras sufrir esta disonancia es la del autoengañarnos o justificarnos falsamente, autoconvenciéndonos de que en realidad no ha sido tan dañina la respuesta dada al amigo o querer pensar que en realidad se lo merecía, o el comentario tan extendido por parte de los fumadores de que “…de algo hay que morir”.
En cualquiera de los tres casos, la persona que lo sufre sigue siendo consciente de su descuadre entre su pensamiento y su actitud, pero el sentimiento se alivia con cualquiera de esas tres acciones, aunque la solución más sana para nuestra relación de amistad o para nosotros mismos, es la primera de las tres expuestas.
A continuación os dejamos un video de los amigos de ALIKINDOI en el que os hablan del mismo concepto.
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Artículo escrito por D.Jesus Sanchez Cazo ( Universidad de Psicología de Sevilla, UNED )