En la actualidad, vivimos en una sociedad en la que las prisas, las ocupaciones y las exigencias, se han instaurado de manera muy poderosa y de una forma tan natural, que incluso está bien visto que esa exigencia sea infinita, ya sea por parte de las personas que nos rodean o incluso por parte de nosotros mismos, ya sea consciente o inconscientemente.
Para reconocer una situación estresante, debemos distinguir un concepto de CARGA, en la que estaríamos hablando de la actividad exterior con una fuerza suficiente sobre las personas que provoquen una reacción interna subjetiva de tensión llamada ESTRÉS, en el que se modifican nuestras estructuras de su estado original, denominado este efecto STRAIN, con el fin de contrarrestar el efecto de la carga.
Por ejemplo, estamos llegando a una parada de autobús y vemos desde lejos, como empieza a cerrar las puertas para continuar con su marcha (carga), y empezamos a darnos cuenta que a la velocidad que vamos caminando es prácticamente imposible llegar a tiempo para cogerlo (estrés), por lo que empezamos a correr con el fin de llegar al autobús antes de que termine de cerrar las puertas y se marche (strain), con el fin de contrarrestar la marcha inmediata del autobús.
¿ES ENTONCES NEGATIVO EL ESTRÉS?
Prácticamente como todo, tiene su utilidad, y no es precisamente nuevo esto del estrés por muy común que sea actualmente.
Ya desde la época en el que el hombre vivía en cuevas, tiene el estrés la misión de generar la respuesta del organismo con reacciones fisiológicas, por ejemplo, generando el grupo de hormonas catecolaminas, denominadas también hormonas del estrés, mediante reacciones cognitivas, en la que se valoran distintas situaciones, y provocando respuestas conductuales, en el que incluso la paralización es una de esas respuestas, utilizadas por muchos animales al toparse con sus propios depredadores con el objetivo de dar la sensación de estar muerto y que su carne ya no sea tan sabrosa para el comensal
LA VARIABLE “SUBJETIVIDAD DEL ESTRÉS»
Una vez inmersos en una situación de estrés, entra en juego la subjetividad personal de quien sufre ese estrés, de una manera muy directa, ya que la misma situación produce respuestas diferentes en personas diferentes, incluso en el caso de tratarse de la misma persona, no se produce la misma reacción de una vez para otra, ya que son múltiples los factores que afectan a una misma persona al encontrarse en la misma situación en momentos diferentes de su vida.
No es la misma respuesta la que tiene una pareja al recibir la noticia de que van a tener un hijo si la edad de ambos es 20 años que si es 40 años, tampoco sería la misma repuesta si la situación económica es buena o si son escasos los ingresos familiares, variando igualmente la respuesta si se trata del primer hijo o del tercero, y así con múltiples factores.
EL CORTISOL
De todos los aspectos que pueden influir en las distintas valoraciones de cada situación o estresor que se nos presente, es la “percepción de control de la situación” la que influye más directamente en los resultados tanto fisiológicos como de conducta, ya que esa percepción tiene la capacidad de generar por si sola el cortisol, hormona esteroidea que nos mantiene activos, pero con el gran inconveniente de sus efectos negativos en el caso de mantener altos sus niveles durante largos periodos de tiempo, afectando a múltiples aspectos de nuestro cuerpo, tanto físicos como mentales.
Esa larga exposición nos puede afectar a los sistemas de:
- La piel, produciendo edemas, herpes labiales, sequedad, acné, etc.
- Reproductor, afectando a la generación de hormonas tanto masculinas como femeninas y sus efectos consecuentes.
- Gastrointestinal, provocando indigestiones o posibles inflamaciones.
- Inmunológico, que provoca la bajada de defensas corporales que pueden derivar en enfermedades respiratorias, autoinmunes, alergias, etc.
- Cardiovascular, con subidas de tensión arterial y sus respectivas consecuencias.
- Metabólico, con descompensaciones en los niveles de grasa, azúcares y líquidos.
- Cerebro, provocando falta de memoria y de concentración, afecciones en el ciclo circadiano del sueño, fatiga crónica, afecciones tiroideas o incluso depresión.
COMO AFRONTARLO
Multiples son los estudios realizados con el estrés, pero el más significativo fue el realizado por los psicólogos Folkman y Lazarus en 1988 en el que reflejan 8 dimensiones de afrontamiento al estrés y su descripción, resumiendolo en tres grandes bloques de afrontamiento:
1.- Focalizandonos en el problema, en donde deberíamos localizar el estresor que nos afecta para confrontarlo y planificar como solucionar el dilema estresor.
2.- Focalizandonos en la emoción, en el que realizamos un distanciamiento del problema, una aceptación de la nueva situación o por ejemplo reevaluando de manera positiva el conflicto estresor.
3.- Buscando el apoyo social, dimensión que posee aspectos de ambos afrontamientos anteriores.
Está comprobado que de los tres tipos de afrontamientos expuestos, es el focalizado en el problema el más efectivo y que mejor resultado ofrece.
A continuación os dejamos un enlace de un pequeño vídeo, que esperemos que os guste, de la Psicóloga Patricia Ramírez, @patri_psicologa, en el que, como siempre, ofrece buenos consejos, esta vez, en relación al tema que nos ocupa.