Seguramente, gran parte de nuestros lectores son conscientes de la necesidad de concentrar toda la atención en alguna actividad a la hora de realizarla.
Sobre todo, aquella que suponga algún riesgo o simplemente que tenga una gran importancia, por ejemplo, la necesidad de presentar un trabajo en corto periodo de tiempo o simplemente el hecho de tener que clavar una simple puntilla.
Pero, ¿qué ocurre exactamente para que no podamos compartir esa actividad con una segunda, aunque individualmente controlemos las dos?
¿DE QUE DEPENDE EL PODER HACER VARIAS COSAS A LA VEZ?
Pues al contrario que nuestra memoria, que es amplia hasta el punto de desconocerse su limitación, la atención, cuando se realiza una actividad, es muy limitada.
Usemos como ejemplo la actividad de clavar una puntilla, en la que la atención la centraremos en fijar la mirada en la puntilla, sostenerla con una mano para que no se caiga, mientras que la otra mano sostiene el martillo con el que se va a golpear.
En principio, todo debería salir bien, y en pocos golpes terminar por clavar la puntilla, pero, ¿qué ocurriría si de repente entra en la habitación nuestra sobrina corriendo?, existirían dos opciones
Opción A, la atención la mantenemos sobre la actividad que estamos realizando, aunque tengamos la tentación de mirar hacia la cría y la terminamos con éxito.
Opción B, la entrada de la menor, atrae la atención lo suficiente como para levantar la mirada de la puntilla y dirigirla al “distractor», con la consiguiente y posible lesión de dedos o uñas que sostienen la puntilla.
En cualquiera de las dos situaciones, se produce una especie de carrera entre los dos focos de atención, en la que solo podrá ganar una, llegando a simular una especie de “cuello de botella», en el que la situación que más impere será la que requiera nuestra atención.
Sin embargo, seriamos capaces de clavar una puntilla y escuchar la radio, siendo consciente de lo que retransmite.
Entonces ¿ Podemos o no?
El motivo de esta situación es que SÍ somos capaces de realizar varias actividades simultáneas si los receptores usados para cada actividad son dos canales distintos, en este caso, vista y oído.
Cosa similar a la situación de la puntilla y la niña, sería por ejemplo, querer escuchar la radio y la televisión a la vez, en la que nos encontraríamos en la misma situación anteriormente descrita pero esta vez siendo el canal receptor, el oído, siendo ese el motivo de total compatibilidad el ver un partido de fútbol y escuchar a la vez su retransmisión por la radio.
A continuación, os dejamos un corto e interesante vídeo de “Orientación andujar» muy útil para fomentar la estimulación visual de bebés, basado en los principios de la Gestalt al que nos referimos en nuestro artículo anterior de COMO ANALIZAMOS LAS IMÁGENES.
Artículo escrito por D.Jesus Sanchez Cazo ( Universidad de Psicología de Sevilla, UNED
2 comentarios
Me parece súper interesante este tema a la vez que amplio.
Una variable interesante es la automatización de la tarea en cuestión. Si tú clavas puntillas todos los días porque te dedicas a ello, es probable que al entrar la pequeña puedas seguir clavando la puntilla con éxito y prestar toda la atención al estímulo distractor.
Al igual que cuando empezamos a conducir. Tienes prácticamente todos los sentidos puestos en la conducción y aunque la radio esté puesta, ni la escuchas.
¡Felicidades por el post!
Muchas gracias Estrella, es un placer que hayas aportado y que te haya gustado